El año 2025 promete ser uno de gran abundancia para los productores de mango en Perú, gracias a las bajas temperaturas que favorecen la floración de esta fruta tropical. Después de un año 2023 marcado por temperaturas altas que redujeron drásticamente la producción, los agricultores tienen expectativas optimistas. Las condiciones climáticas actuales apuntan a una mejora significativa en la cosecha del próximo año.
Según Carlos Córdova Castañeda, asesor agrícola del Servicio para el Desarrollo Integral Rural (SEDIR), se están observando temperaturas significativamente más bajas en comparación con el año pasado. “Estamos entrando a una época de frío. Para la floración del mango necesitamos una temperatura de menos de 16 °C y desde abril ya se nota un claro descenso respecto al año pasado. El 2025 será un año con mucho mango”, afirmó Córdova. Esta tendencia no solo asegura una buena floración, sino que también significa que los campos que no produjeron en la campaña anterior ahora tendrán producción, y nuevas hectáreas de mango se incorporarán al volumen exportable.
Las estaciones meteorológicas de SEDIR han registrado en abril una temperatura mínima de 19.14 °C, considerablemente por debajo de los 21.33 °C del mismo período en el año anterior. Hasta mediados de mayo, se ha detectado una temperatura mínima de 16.57 °C, en comparación con los 18.40 °C de 2023. Esta tendencia a la baja se espera que continúe, alcanzando menos de 16 °C, la temperatura ideal para la floración del mango. Esto es una excelente noticia para los productores que han estado lidiando con las adversidades climáticas en años anteriores.
La técnica de poda desempeña un papel crucial en la gestión de la floración y la cosecha del mango. Córdova Castañeda explicó que los productores que podaron sus plantas entre marzo y abril tendrán una floración tardía que llegará en septiembre, sin necesidad de eliminarla. En contraste, en Moro, los agricultores podrán eliminarla para demorar la fecha de cosecha hasta abril, evitando así coincidir con la producción de Piura, Lambayeque y Casma. Aquellos que no podaron sus plantas tendrán una floración adelantada en julio y solo podrían obtener manguillo en septiembre, lo cual implica una pérdida económica significativa.
“Los productores que no podaron lamentablemente van a perder producción porque tendrán que eliminar la fruta cuajada o manguillo y eso es bastante pérdida en dinero”, señaló Córdova. Por esta razón, enfatiza la importancia de que los agricultores cuenten con sus propias estaciones meteorológicas para monitorear el clima y tomar decisiones informadas sobre sus cultivos.
Para los agricultores que sí podaron, es crucial mantener el riego para asegurar una maduración lenta de los brotes y programar la floración en agosto o septiembre. Este proceso incluye la eliminación selectiva de las flores más adelantadas para demorar la cosecha. “A partir del 20 de septiembre (aproximadamente) sólo se deben botar las flores más adelantadas, grandes, amarillas y ya cuajando. Y las que vienen a partir del 20 de septiembre, las que recién están reventando, ya las dejo. Eso es lo ideal”, aconsejó Córdova.
Por otro lado, los productores que no podaron sus plantas deben concentrarse en mantener el riego y no agostar los campos para intentar demorar la floración. Tampoco deben aplicar sulfato de potasio ni maduradores, ya que esto podría complicar aún más la situación. La falta de poda deja a estos agricultores con menos opciones para manejar la floración y la cosecha, lo que subraya la importancia de seguir prácticas agrícolas recomendadas.
SEDIR continúa apoyando a los pequeños productores de Moro y Pamparomás en Áncash, brindando asistencia técnica en el marco del proyecto de cooperación con la Fundación Servicio de Liechtenstein para el Desarrollo (LED). Este apoyo es vital para que los agricultores puedan adaptarse a las condiciones cambiantes del clima y maximizar su producción. Con una adecuada planificación y seguimiento de las recomendaciones técnicas, el 2025 se perfila como un año fructífero para el mango peruano, beneficiando a productores y mercados por igual.
La clave para los agricultores será mantenerse informados y adaptarse rápidamente a las condiciones climáticas. Con el asesoramiento adecuado y las prácticas correctas, el próximo año podría marcar un hito en la producción de mango en Perú. La comunidad agrícola espera con ansias un periodo de abundancia que contrarreste las dificultades de años anteriores, consolidando al mango peruano como un producto de calidad en el mercado internacional.
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