La transformación del sistema agroalimentario global representa una de las mayores oportunidades para reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Según un reciente informe del Banco Mundial titulado “Recipe for a Livable Planet: Achieving Net Zero Emissions in the Agrifood System” (Receta para un planeta habitable: Cómo alcanzar las cero emisiones netas en el sistema agroalimentario), se puede lograr una reducción de casi un tercio de las emisiones globales mediante medidas asequibles y económicas, sin comprometer el suministro de alimentos para una población en constante crecimiento.
El informe detalla una serie de acciones que los países pueden adoptar para hacer que el suministro de alimentos sea más seguro, resiliente frente al cambio climático y protector de las personas vulnerables. Axel van Trotsenburg, director gerente sénior del Banco Mundial, subraya que el sistema alimentario mundial no solo tiene la capacidad de satisfacer la demanda de alimentos, sino también de contribuir significativamente a la salud del planeta. Mediante la modificación de prácticas agrícolas y el uso sostenible de la tierra, los países de ingreso medio, en particular, pueden reducir un tercio de las emisiones globales para 2030.
Uno de los puntos cruciales del informe es que el sistema agroalimentario es una fuente desaprovechada de acción climática de bajo costo. A diferencia de otros sectores, puede tener un impacto desproporcionado en la mitigación del cambio climático al reducir las emisiones y secuestrar carbono de manera natural. Las estrategias sugeridas incluyen desde la adopción de tecnologías agrícolas de bajas emisiones hasta la mejora en la gestión de suelos y la reducción del desperdicio de alimentos.
Para los países de altos ingresos, el informe sugiere liderar el camino proporcionando apoyo a los países de ingresos bajos y medianos. Esto incluye la asistencia técnica para programas de conservación forestal y la eliminación de subsidios a fuentes de alimentos de alta emisión, lo que podría revelar el verdadero costo ambiental de estos productos y hacer que las opciones de baja emisión sean más competitivas en el mercado. Además, se enfatiza la importancia de invertir en suelos saludables y en prácticas agrícolas más verdes como la reducción de emisiones del ganado y el arroz.
El papel de los países de ingreso medio es fundamental, ya que poseen la capacidad de disminuir hasta tres cuartas partes de las emisiones globales del sistema agroalimentario mediante prácticas sostenibles. Estas incluyen la mejora en la eficiencia del uso de la tierra y la implementación de tecnologías que reduzcan las emisiones de metano y otros gases de efecto invernadero. Un tercio de las oportunidades para reducir las emisiones se relaciona directamente con el uso sostenible de la tierra en estos países.
En el caso de los países de bajos ingresos, el informe destaca la oportunidad de evitar los errores cometidos por las naciones más ricas y adoptar prácticas climáticamente inteligentes desde el principio. La preservación y restauración de los bosques se presenta como una estrategia clave, no solo para reducir las emisiones, sino también para promover el desarrollo económico sostenible. Más de la mitad de las emisiones de los sistemas agroalimentarios en estos países provienen de la deforestación para la producción de alimentos, por lo que abordar este problema puede tener un impacto significativo.
El informe del Banco Mundial también subraya que alcanzar las cero emisiones netas requerirá un enfoque integral que abarque todos los aspectos de los sistemas alimentarios. Esto incluye desde la producción de cultivos y ganado hasta la distribución y el envasado de los alimentos. Para lograr una reducción a la mitad de las emisiones del sistema agroalimentario para 2030 y avanzar hacia las cero emisiones netas en 2050, se necesitarán inversiones adicionales significativas, estimadas en USD 260 000 millones al año.
La inversión en la reducción de emisiones no solo es esencial para combatir el cambio climático, sino que también puede generar beneficios económicos y sociales considerables. Se espera que estas inversiones resulten en más de US$4 billones en beneficios, que abarcan desde mejoras en la salud humana y la seguridad alimentaria hasta la creación de mejores empleos y mayores ingresos para los agricultores. Además, la retención de carbono en bosques y suelos contribuirá a la salud del ecosistema global.
El informe del Banco Mundial deja claro que la transformación del sistema agroalimentario es una estrategia esencial y factible para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Con la implementación de medidas adecuadas, los países pueden no solo mitigar el cambio climático, sino también promover un desarrollo económico sostenible y equitativo. La acción inmediata y coordinada es crucial para aprovechar esta oportunidad y asegurar un planeta habitable para las generaciones futuras.
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