El incremento de la productividad agrícola es fundamental para el desarrollo económico de las regiones altoandinas del Perú. En este contexto, las más de 40 variedades de papa con alta calidad genética, desarrolladas y liberadas por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), han demostrado ser una solución eficaz. Estas variedades han logrado aumentar en un 70% la productividad de más de 140 mil hectáreas, beneficiando a alrededor de 639.900 pequeños y medianos productores, quienes representan el 99% de los agricultores de papa en el país.
Estas variedades han sido mejoradas por el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) del Midagri mediante una rigurosa investigación que incluye cruzamientos, caracterización agromorfológica, evaluación molecular en laboratorio y comprobación de adaptabilidad en colaboración con los productores. Por su alto valor genético, estas variedades están generando una productividad de entre 40 a 50 toneladas por hectárea, incrementando en un 60% la economía de los agricultores. La adaptabilidad a variaciones climáticas y la resistencia a enfermedades bióticas como la “rancha” y a factores abióticos como heladas, granizadas y sequías, son algunas de las características que hacen a estas papas tan valiosas.
Entre las variedades de papa de alta calidad destacan Chaski, Santa Ana, Valicha, Ollanta, Constitución, Huaycha, Perricholi, Canchán, Amarilis, Kori, Chagllina, INIA 301 Chotana, INIA 305 Chata Roja, INIA 309 Serranita, INIA 310 Roja Ayacuchana, INIA 311 PallayPoncho, INIA 313 Wankita, INIA 317 Altiplano, INIA 326 Shulay, INIA 328 Kulli papa, INIA 330 Wiñay, INIA 332 Perú Bicentenario, INIA 333 Chugayna e INIA 334 Llapan Chispaq, entre otras. Estas variedades no solo tienen una gran adaptabilidad en zonas altoandinas y andinas de las regiones de Puno, Huánuco, Cusco, Junín, Huancavelica, Ayacucho, Pasco, Arequipa, Cajamarca y La Libertad, sino que también se han incorporado recientemente más de 568 hectáreas en Lambayeque, Piura y Tacna.
Además de su valor agronómico, estas variedades de papa se destacan por su calidad en la textura de la pulpa, sabor y tamaño, lo que las hace ideales para diversas preparaciones culinarias, especialmente en la producción de derivados y frituras en pollerías y comidas rápidas. Estas características han sido resaltadas por los productores, quienes han adoptado estas variedades no solo por su productividad, sino también por su versatilidad y facilidad de cocción.
Otro beneficio significativo del mejoramiento genético de la papa es el impacto positivo en el manejo agronómico. Con la liberación de estas variedades, el INIA ha contribuido a mejorar en un 80% las prácticas agronómicas, que incluyen la recuperación de la calidad del suelo agrario mediante el uso de abono orgánico, análisis de la calidad del suelo, sistemas de riego tecnificado, control oportuno de plagas y buenas prácticas agrarias. Los productores que trabajan con estas variedades han adoptado paquetes de manejo agronómico desarrollados por el INIA y han recibido capacitaciones sobre la producción de abono orgánico, lo que ha fortalecido sus conocimientos sobre la conservación del suelo.
La instalación de parcelas demostrativas en cada comunidad campesina por parte del INIA ha permitido a los pequeños y medianos productores mejorar en un 70% la producción con el uso de semillas pre básicas y básicas de papa de alta calidad genética y sanitaria. Esto ha incrementado la disponibilidad de material genético certificado y, como resultado, el rendimiento productivo por hectárea. La colaboración entre el INIA y los agricultores ha sido crucial para lograr estos avances, demostrando que la innovación y la capacitación son fundamentales para el desarrollo sostenible de la agricultura en las regiones altoandinas del Perú.
Las variedades de papa de alta calidad genética desarrolladas por el Midagri e INIA no solo han mejorado significativamente la productividad y la economía de los productores peruanos, sino que también han demostrado ser una herramienta valiosa para enfrentar los desafíos del cambio climático y las enfermedades agrícolas. La implementación de estas variedades, junto con mejores prácticas agronómicas, ha permitido a los agricultores mejorar sus rendimientos y la calidad de sus productos, contribuyendo así al desarrollo sostenible de la agricultura en el país.
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